
Adaptación al cambio en el Entorno Inmobiliario
“Ningún viento es favorable para aquel que no sabe a qué puerto se dirige (Séneca)”
Ante una crisis sanitaria, social y económica sin precedentes hay que pensar primero, decidir después y por último hacer, aplicando estrategias en el cambio continuo.
Preocuparnos menos y ocuparnos más en cómo mejorar las empresas, mejorando nuestra propia eficiencia, reinventando procesos y en un continuo proceso de adaptación al cambio, traerá nuevas oportunidades.
Nos encontramos en un momento desfavorable pero en el que también, se abren nuevas vías de negocio y nuevas formas de relacionarnos a nivel humano. El distanciamiento físico no debe ser social, por lo que debemos encontrar fórmulas para seguir conectados con nuestros clientes, proveedores y entorno.
La Covid-19 va a dejar dos tipos de empresas en el Real Estate: Compañías que saldrán reforzadas y las que no
Las que innoven, aumenten el uso favorable de la tecnología, superen sus expectativas y mantengan una comunicación efectiva, promoviendo proyectos más sostenibles e innovadores en refuerzo de su marca, saldrán reforzadas. La transformación digital de las empresas es un fenómeno imparable.
En una coyuntura de crisis “no estructural” y con un mercado inmobiliario más sólido, profesional, saneado y resistente, la recuperación se prevé más rápida. Esta pandemia está acelerando procesos que ya estaban en marcha pero hay que seguir trabajando en descarbonizar la economía, contribuyendo así a innovar y crear empleo.
Leí, que el reto pasará por hacer exteriores más saludables, limpios y verdes, con menos carreteras y estacionamientos y más espacios para peatones, runners, ciclistas y terrazas (qué maravilla), y que la tecnología ayudará a que los espacios urbanos sean más frescos en verano y cálidos en invierno, buscando un mayor equilibrio entre lo global y lo local.
La demanda de viviendas con espacios amplios o polivalentes, terrazas y jardines, adecuadas al teletrabajo, con más luz y respeto por el entorno, donde la domótica jugará un papel importante, aumentará.
Las oficinas seguirán siendo necesarias, porque son espacios para compartir, crear valor y humanizar la relación con los compañeros pero deberán abrirse por zonas, según necesidades y consumiéndose así, menos energía y recursos. Los trabajadores digitalizados podrán hacer su trabajo en casa, en las oficinas o en espacios de coworking que muchos residenciales también incorporarán.
Esta crisis está dejando un impacto en los negocios, en los hábitos de las personas y las compañías y habrá que adaptarse a las nuevas formas de consumir, vivir y trabajar.
Un uso mayor de nuevas tecnologías ha permitido la visita virtual, en 3D y con todo lujo de detalles que posibilita los canales de venta online, proceso, en el que el cliente sigue asesorado mediante el teléfono o la videollamada y firmando digitalmente los contratos desde sus casas.
La financiación será uno de los principales retos en el medio plazo porque…
La destrucción de empleo y la falta de capacidad de endeudamiento, sumada al “hándicap” que la ley de Crédito Inmobiliario ha supuesto para el sector residencial (que requiere de financiación hipotecaria), lo complica. Por ello, es prioritario impulsar medidas de crecimiento en el sector: Otorgar avales públicos del ICO y líneas de crédito en préstamo para 1ª vivienda, que cumplan con los requisitos de solvencia y garantías necesarios y estimulen la compra pero dirigiendo esas ayudas a las zonas más tensionadas. Aplicar reducciones fiscales en IVA (del 4%) y en el IRPF.
También, facilitando el crédito a Constructoras para que puedan disminuir los costes de obras y con ello, de rentas por alquiler o precios de la vivienda. Agilizar trámites urbanísticos en una mayor colaboración público – privada en la que la Administración por primera vez (en bastante tiempo) parece verdaderamente querer colaborar y, liberar el suelo finalista para aumentar la producción de “vivienda social asequible” (ya sea vía propiedad o vía alquiler) así como profesionalizar el propio mercado del alquiler.
La competitividad y el esfuerzo, si bien implican sacrificio personal y empresarial, son los últimos garantes del progreso de la sociedad. Parece muy necesario invertir en procesos tecnológicos, con la mirada no puesta ya sólo en esta crisis, sino en el progreso imparable de los próximo años.
Las pymes también deben adaptar estos procesos ajustados a sus necesidades y realidad porque no se trata de sobrevivir al ahora, sino al inminente futuro y poniendo al cliente, con medidas digitales, en el centro de nuestro negocio.
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